lunes, 10 de mayo de 2010

Paul Guillén, la transformación de los metales


El poeta Paul Guillén (Ica, 1976) ha rozado con su primer libro, La transformación de los metales, la transformación de la poesía en algo sorprendente. Aquí nos deleitamos con tres de los que son, a mi parecer, los poemas más interesantes del mencionado libro.
Esta promete ser una muestra de la obra del autor la cual pretendemos aumentar con poemas de su última entrega, Historia secreta, y de ser posible una amplia entrevista con el poeta, donde nos cuente no solo su oficio como tal, sino también como editor e importante "blogger" de literatura. Como adelantaba estos tres textos son tomados del libro La transformación de los metales (tRpode, 2005).







Prelusión


Por largo tiempo traté de imitar tus metros y tu estilo
ramas de un sauce que se quiebran y lloran
pero ahora veo que desde tus vestales resurge una esfera plana
y que angelicalmente escuchas una voz muerta y agrietada
es porque has hablado con tus manos y has roto los pergaminos
que encerraban tu sabiduría

Has preferido encerrarte dentro de una mandrágora
y desde allí decirnos que el tiempo es otro
y que tú también eres ya otro
nosotros venimos a ti para escuchar
la historia que no conocemos
tus palabras suenan líquidas con la lluvia
tus ojos ven sombras que no podemos ver
solo queremos un guía en este camino
no venimos a salmodiarte como si fueras un dios terrestre
es solo que escuchamos el llamado y emprendemos una travesía
por los cuatro costados de nuestra herida humana
tu vagina es la herida que queremos sanar con nuestras voces
el pez nos mira distante desde la arena del fondo
y brinda con nosotros por nuestra futura recua
y espanto

Ahora,
prosigue a descubrir nuestras formas y colores
es una anunciación del espanto
de vírgenes en vela y del negror de los rostros
ángeles extasiados rondando por los callejones
esta plazoleta no tiene nada de ti
Acaso hablaré en el vacío de tu rostro
o buscare tus pasos detrás de tu cabellera de fuego
o haré muchas cosas para encontrarte y no comprenderte
tantos rostros y no poder comprender a ninguna

La vida es un vidrio desquiciado que nos entrega
sus fragmentos por minutos
y nos hinca los pies

La sangre sobre el pedrusco del camino
nos indica nuestro sexo
nuestro olor a animales muertos
y la fiebre que vino a rondar al séptimo día




LA TRANSFORMACIÓN DE LOS METALES

i
Cuadrados eternos circulares
Formas que no puedes tener
pero que presientes la pureza
y cómo desciende a los ojos
una gama de amianto
roquedales exhaustos
de amalgamas
rocas perpetuas
en donde el tiempo
ha grabado el paso de los años
y sientes
que no puedes salir de ese hoyo
y refulgir junto a tu conciencia
en un médano tenuemente delineado
y solo falúas o musgo
te acompañan en tu soledad

es tan extraño
estar debajo de los dioses
y ver pasar los ciclos
y las estaciones
o como prefieras llamar a esta desgracia
ni verdura ni albura verías aquí
ni frescura de rosa de mayo
cuando esperas la hora final
y sientes tus órganos menos pesados
y tu conciencia se expande
y se repliega con anillos formas
y colores novas nebulosas
un olor a vientre materno
y a Virgen
y al primer aire que se transforma
en ausencia de dioses

un mundo acuático
que es el tránsito hacia la rosa negra
un levantamiento de los ojos
hacia dios
y un desfallecimiento
de tu proporción angélica

luego,
uno encuentra
tan abajo
de los dioses
uno encuentra
formas purísimas
arrayanes fuliginosos
y helados
Cuadrados negros desiguales
refulgiendo en tu conciencia


ii
...y el cadalso de los muertos tan arriba de los dioses
sólo marcas de lo que alguna vez fuimos o consumimos
y también llagas hechas para nuestra gloria
¿acaso crees que podrías correr mi misma suerte?
cuando se es inconstante se puede esperar la muerte acurrucado en su prisión
y no respirar volver atrás
y darse cuenta del final
pero es el retorno el que aleja esas tristes emociones
tan añejas del suelo
y mis dedos sienten la dureza de la piedra
y solo respondo
por los otros presos
por sus orbitas desorbitadas
que giran
más que una aureola boreal

Hijo del Cosmos
dinos si en verdad habitas aquí
o si tal vez para nada oramos en tu nombre
o si tal vez no perdemos la esperanza
de ver algún día un hilillo de luz tan tenue
que nos haga imaginar la vía láctea —una nebulosa dirías
pero acaso es cierto todo esto
¿cómo podría saberlo?
y me llago en albricias
pues el espanto arremete férreamente contra mí
y no hay estulticia que aguante mis llagas
porque podrías haber curado tus heridas
pero has preferido vivir y pensar en el Hijo y en Tu Madre





LAS TÉNEBRES SIRTES
a Lia Rebaza

El lugar donde neblina. Las ténebres sirtes. A todo eso habría que
dar la espalda
Josemári Recalde

Si, HABLO del infierno.
Wilson Bueno

Nos veremos mañana, como siempre?
Podré coger tu mano entre las mías?
Acaso sólo seamos amigos, que es a lo menos
a que mi alma se resigna
Robert Browning

Las Ténebres Sirtes
un lugar en donde
ves el cielo
descampado
de mayo
Un ajedrez
de estrellas
en donde uno
puede moverse
como una princesa
que no existe
Un infierno azul
compuesto de alcohol
y augures de luz
—vacío—
De pronto ves
a Aldebarán
llamado el seguidor
que persigue
a las 7 Pléyades
y no se cansa
de recorrer
la misma estancia
porque a cada paso que da
el brillo rojo de su ojo
no es la cima del frondoso carpe
que en la primera lluvia
se atraviesa
como un tamiz
de sus recuerdos
es decir
su brillo no es natural
y por ello brilla
o no brilla por ser sustancia
o forma del agua
o forma de la luz
o forma del espanto
o existe
además
con un soplido
puedes cambiar
la posición del mundo
ahora,
ves un bosque
que no es éste
y se mantiene
constante
y sueñas
con encontrar
en alguna parte
lo que antes
para ti
era sagrado
estás frente
al ecuador celeste
y no puedes distinguir el frío
de la hambruna
y me da miedo
de olvidarme del mundo
y de la vida
pero aún sigo aquí
y me mantendré
hasta que los carpos
revienten en cenizas
frescas y foscas
hasta que los hombres
sientan la dicha de ser Uno
entre ellos mismos
pero
cuando
has querido
encontrar
una respuesta
a tus actos
has dicho
la tierra
abre
sus febles
mandrágoras
para apaciguar
una aciaga realidad
entonces
por qué niegas
el rumbo perpetuo
de las constelaciones
si nosotros
también aciagos
hemos remontado
promontorios estériles
frías estaciones de lo venidero
pero
para qué preguntas
por la irradiación
del plasma entre tus córneas
si nosotros
también otra vez
no hemos olvidado lo pasajero
y flébil
todo aquello que nos conmueve
y preocupa
así finalmente
verás
un brillo de esferas
un ligero resquemor
y no hay avaricia
que contenga estas fiambras
y si la felicidad
la noche desciende
sobre los astros
y las fuentes se abrevan
en manantiales
líquidos y ferruginosos
es el espanto
de un tiempo remoto y sin historia
y solamente los grabados del cielo
alumbrando las estaciones
y solamente estarse confundido
en un sueño inútil y agrietado
pero para eso se vive una muerte
y la esterilidad no debe
corromper tu visión
pues ves una conglomeración
de estrellas
tan arriba
y piensas que ahí también
debería habitar un germen
que nos diga algo
pero si tan sólo supieras
que tus actos se repiten en el cielo
y que la Aurora solamente sale para ti
es motivo para decirlo
el Can & la Hydra refulgen en su horario
y no es que exista
algo que les diga que hacer
sino las estrellas
ondas celestes
polvo cósmico
se trasladan con tus pasos
que es distinto aferrarse a una verdad
por que la realidad niega y lo transforma todo
que así es y todo
el cosmos va formando una nueva verdad
en tus labios

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