martes, 27 de julio de 2010

Oliver Glave: la idea de la poesía




El poeta Oliver Glave ha publicado los poemario Pleodrina el año 2003 por la editorial Corza Frágil y La idea era irnos aún niños el año 2008 en la editorial Estruendomudo, textos y creaciones suyas han aparecido en publicaciones como Freak Out! (Lima), Le Monde Diplomatique (edición peruana), además de haber publicado en las revistas Los noveles de Miami y El Malechor exhausto de Lima.
En !oh palabras virgenes! brindamos una pequeña muestra del trabajo de este interesante poeta peruano.





I

Y siento amor por cada uno de tus cabellos durmiendo en mi garganta, nutriéndose en el sol de una ola delirante y besada dentro del corazón, buscando el anhelo hasta en los más cálidos recodos. Mi corazón está dentro de tu boca caliente, la que habla ahora frente a la horda enaltecida, lo digo porque eres mi hermano, la sangre que nunca tuve y aún deseo incendiada. Siento amor ya que conozco tus ojos primeros, los albores que jamás llegué a besar; en mis sueños me faltan los brazos y ansío tu crianza plena de sierpes e intensos ocasos. Sí, tu niñez desesperada euforia, y no tengo que culparte de nada aunque la angustia me amenace y vengan ellos con su ternura a enterrarme más. ¿Cuántas veces te habrán herido el rostro delante de tus hijos y humillado, avergonzado habrás huido dando cualquier excusa para hacer más llevadero el sueño, para que sigan creyendo en ti, dulce padre, lo importante es que nos quieras sin importar nada? Sangre mía en vertiginosa forma, le sonrío a la memoria de tus brazos, a la voz que tiernamente ardía en el horizonte mientras tus hijos otra vez fantaseaban tu nombre con orgullo.
¿Recuerdas cómo nos veíamos nacer?, ¿no te alzabas en el crepúsculo a cada golpe de ternura, tan solo ligeramente evocado?
Acaso espero que regreses.


IX

Rumor en llama nívea que mana del cuerpo silente, jadeo, fulgor, vientre de lumbre interna. Bajo la desnudez parida hemos ansiado nuestros rostros, henchidos de surcos y de magras costras. ¡Ah, mi cruz!, sedienta sobre el pasto tu cabellera es un músculo infinito de ríos de sol, ramas de fuego tendido vertiendo celo al alba. Sal de estío, mar, quiero ser saciado por tus brazos, arrastrado por tu cuello de murmullo y cauce pero aún vivo entre cenizas, salvaje en ellas evocando tiempos de cría y de arduo seno. Soy yo quien se nutre anhelante, quien aguarda tras la maraña de hierbas tu luminosa mirada, ansia que hierve en la frente, luna sumida entre cadenas. Y es que dentro de uno de esos surcos existía un jardín que aún encuentro fértil, desborde en la gracia de labios, los ojos de tantos años floreciendo en la explanada, luz, ¿por qué no cantarle al animal libre que ya nos dejó atrás?


XV

Ayer estuvimos recorriendo carreteras, plexos y mares ebrios, climas húmedos. Ni siquiera un resplandor lejano dejaba sentir el calor. Un viento quemaba ligeramente mis pómulos, era de mañana y en mis manos los automóviles tenían sus faros prendidos. Juraría que los padres dentro dudaban de mis ojos y reían con sus hijos deambulando sobre el cuerpo ajeno, pero en estas tierras todo se enlaza de distinta forma; los temblores dejan pliegues en los rostros, dentro las vidas tienen propósito y se cultivan manos agradecidas, jadeantes. No existe agitación en las voces aún cuando las nubes adquieren densa forma de pulmones y se hinchan para tragarlos o para lloverles como tumor. Y todos piensan que es el pulmón de Dios respirando sobre ellos, y la esperanza crece e irritados se aman al olvidar nuestro avance. Sin embargo notamos cómo a veces alguien se traga la culpa, despreciando el grito, y el terreno adquiere los matices de nuestro albergue. ¿Existían nubes? No hacíamos caso, el horizonte secaba los labios y aumentaban las ganas de llegar. Seguíamos avanzando y el cielo caía... hervía la esencia de nuestros órganos.


Más adelante, aún no divisábamos el final.



(poemas tomados del libro Pleodrina (Corza frágil, 2003).









9 DE OCTUBRE

A Yolanda González

Adora tierras de noche porque ve las luces y no reconoce miseria.
Y ya no me encuentra así para recoger mis pedazos.
Huye mientras sueño parajes que no me incumben,
que no existen para mí, hogares que nunca llegaré a ver.
Tendría qué decir, pero huye porque no sabe más.
Y yo siento que viajo lejos desgarrando ojos, la culpa en brazos;
viajo a través de mares presintiendo sonrisas en la distancia.
Cualquier canción me trae el recuerdo
de haberla escuchado contigo y tú gritándola feliz,
pura devoción allí donde no hay luz.





EPIFANÍA DE J. SCHÜBEL

Sé que vi como una luz el espanto en tus ojos
perdida en la turba de otros ojos tan discretamente agresivos
que solo buscaban llevarte de la mano a espaldas del bar
para allí empujarte una y otra vez, hermosa y sedada,
hasta que te avergonzaras de decir no.






EL FORASTERO EVOCA A SU FAMILIA

…la gente llora en las calles y todos los rostros
me parecen conocidos...
J. Raggio


A veces me mantengo caminando sin rumbo, sin ímpetu, recorriendo el cauce de
serenas palabras. Me siento solo, me encuentro solo. Así es mejor. De esta forma puedo ceder al ardor escaso que nos cerca, al yacimiento que erosiona, que espera enajenado a que alguien lo llame. Viene siempre indócil; llamarada del más frágil cristal que se reúne en mi cuello, fuerza impura y en ocasiones permanente. Entonces vivo yo, ¡viven todos suplicantes! Confianza tan cierta que ya nada importa, nada es algo para mí. Así respiro junto al furor asentado, insistiendo con él a cada pulso. El vacío se calla, no encuentra su forma y ya libre intuye y golpea. Sí, nos confinamos en sigilo, evocándolo. Vientres de sol que aíslan tu brío, raudo en mis ojos. Y es que te descubres vasto en nuestra unión. Al someterte nada es demasiado grácil, pero estas palabras son tan parcas, tan cerradas, tan poco para expresar el nudo en la frente que tengo que dejarlo. No percibo una razón de herir.



(poemas tomados del libro La idea era irnos aún niños (Estruendomudo, 2008).

miércoles, 21 de julio de 2010

2000 palabras enlazadas: ¿Poesía de una o varias generaciones?

El poeta Rubén Landeo Robles, ex miembro del grupo Club de la Serpiente de la Universidad San Marcos nos brinda un testimonio particular de como vivió los inicios de su generación poética (2000).

El humo del café, las conversaciones sobre poesía, la interconexión entre los que escribíamos, el salón del taller de poesía de la Universidad de Lima, las películas ante la ventana indiscreta de la vida, la diversidad y el diálogo por sobre todas las cosas. La voz de Renato Sandoval ante el devenir del tiempo, la melodía del tango Volver; de cara a la gentil atmósfera.
Vaivén poético, de un lado a otro, por voces que habían empezado a imprimir particulares formas de ampliar el mundo. Recordar y vivir los rostros de cada uno de los que participaron en el primer encuentro poético del 2000, resulta difícil; a estas alturas, la memoria está compuesta de imágenes y la poesía suspende al cielo, sostener su andanza sería limitarla a una fecha y a los nombres de todos aquellos que de alguna forma participaron en la construcción de los estilos diversos, me quedo con la imagen de la Torre de Babel, a fin de cuentas; la mecánica de Facebook resulta tentadora, aglomerarlas ; constituir no una, sino muchas voces. El Club de la Serpiente fue un grupo que pretendió emular a sus personajes ficticios. Sociedad elefante, un grupo ávido de publicaciones, Coito Ergo Sum; un grupo caracterizado por su disposición a la lectura reflexiva; éstas son algunas definiciones de los grupos sanmarquinos asistentes. Nunca tengan fe en la exactitud de lo supuestamente establecido, lo único que a todos nos unía y unirá será la poesía y punto, las cervezas y los cafés empiezan a tener un efecto doppler o el efecto de la descomposición del sonido, el cielo metálico de Lima no distingue la exactitud cronológica; el sol de Lima agazapa su brillo, visualiza el mar desde cualquier lado, el mar será siempre, el mar.
Mayo. Junio. Julio. Agosto. Septiembre. Octubre. Noviembre. Diciembre. Adivina en qué mes se organizó el particular encuentro, desplazar el tiempo a la búsqueda del tiempo perdido. Ishmael sube su equipaje al barco que lo llevará hacia nuevos desvíos, poesía que habla de sí misma, metapoesía. Dos integrantes de un grupo poético publicaron sus libros, financiaron sus respectiva producción a punta de trabajo esforzado, ambos hablan de un mundo hostil y sin forma; tres integrantes comen trigo, cuatro; se balancean en la tela de una araña y así sucesivamente, el siglo XXI nos traga. Las tardes de lectura al centro del Cusco ante el ocaso de un viejo tiempo, sólo palabras circunstanciales que atraviesan los planos temporales, saetas voladoras y zas el motociclista escapa del terremoto a toda velocidad con la chica linda que se agarra con todas sus fuerzas a la espalda. El arte ha quedado en la memoria, construir el museo imaginario, el desafío. Observar al mundo desde todos los puntos de vista, imposible; quizás, si nos encontráramos en los panópticos, seríamos acuciosos .Sólo somos presa de nuestras circunstancias, por tanto, si quisiéramos agrupar por generación textos escritos en un determinado período sería cercar lo conocido. Un punto crítico dinámico, sería considerar los textos como un continuo ad infinitum y una prolongación de las propuestas estéticas anteriores. Sólo así podemos conversar con la poesía. Generación poética del milenio, ambición sin freno, creo en los escritores que murieron con una obra incompleta; en este momento han de pensar cómo venir al mundo para escribir líneas que nunca escribieron, como el intento vano de la indefinición de la generación.