martes, 23 de noviembre de 2010

Entrevista a Jerónimo Pimentel: "Creo que tengo una obsesión con el movimiento, con el cambio, frente a la estabilidad, la fijación"


Jerónimo Pimentel (Lima, 1978) estudió periodismo en la Universidad Católica. Con la aparición reciente de La muerte de un burgués (Álbum del Universo Bakterial, 2010) nos hace entrega de su tercer libro, consolidando así una interesante obra entre los poetas peruanos recientes.
Sus dos poemarios anteriores Marineros y boxeadores (El Santo Oficio, 2003) y Frágiles Trofeos (Álbum del Universo Bakterial, 2007) también recibieron un cálido recibimiento entre la crítica peruana.
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1.-En una familia donde hay un padre poeta ¿Cómo fue tu acercamiento a la poesía desde niño?
Fue natural y espontáneo, pues era un arte que atravesaba todas las conversaciones; repentino y a la vez constante. Crecí leyendo ‘Noé delirante’ de Arturo Corcuera, cuya maravillosa imaginación hizo para mí las veces de lo que hoy se conoce como “estimulación temprana”, y viendo los dibujos que Ostolaza pintaba en cualquier superficie posible. Eso me permitió superar la barrera que puede suponer el lenguaje poético para los no iniciados, lo que es algo que agradezco, pues a partir de ello he podido nutrirme de un género que, lamentablemente, no posee los lectores que debería.

2.-¿Cuáles son tus recuerdos de poetas o intelectuales visitando tu casa?
A todo Hora Zero dentro, para empezar. Grandes conversaciones de noche iluminadas por cigarros y botellas de ron y cerveza; polémicas a viva voz en almuerzos que recuerdo interminables; recitales espontáneos, pintores que nos invitaban a expresarnos con sus óleos en los muebles de la casa; mucho amor. Tulio Mora, Eloy Jáuregui, Miguel Burga, Carlos Alberto Ostolaza, Pablo Guevara, Walter Curonisy, etc.


3.-En la época universitaria ¿Cuáles fueron tus lecturas recurrentes? ¿Cómo viviste esa época?
La universidad te permite coincidir con gente afín, para eso es muy útil. Viví esa época como se debía, la mitad del tiempo en Saturno y la otra escogiendo los cursos que realmente importan para tu formación. No tenía lecturas recurrentes, siempre he tenido cierta aversión hacia los programas, pero sí amplié mi espectro de interés hacia las vanguardias, la literatura de género (sobre todo el policial y la ciencia ficción) y completé varios vacíos que tenía con los clásicos, signifique eso lo que signifique. También me enamoré y eso fue más importante que todo lo demás.



4.-Con La muerte de un burgués publicas tu tercer poemario, ¿Cuáles crees que serían los temas destacables de tu obra?
Creo que tengo una obsesión con el movimiento, con el cambio, frente a la estabilidad, la fijación. Cierta atracción y a la vez desconfianza respecto a los grandes discursos: amor, religión, política, etc. Cierta propensión al combate o al recorrido atenuado por el pasmo, el asombro, cierta tendencia contemplativa. Es decir, no tengo la menor idea.


5.-Es un título muy sugerente ¿Es una crítica a la sociedad burguesa? o en todo caso, ¿Cómo se desarrolla el título en los poemas del libro?
Para mí la muerte de un burgués es una defunción espiritual. Ante el descrédito de las religiones, el nulo cuestionamiento al sistema político-económico, la obsolescencia de las luchas generacionales, me propongo retratar la vida del tipo medio: mecanizado, anómico y material, y lo contrapongo a mi propio ejercicio espiritual, que es la poesía. En el fondo, de eso trata este poemario. Y por supuesto, es una visión crítica. Cualquier cosa vista durante mucho tiempo está mal.

6.-¿Crees que la figura o la labor del poeta en una sociedad donde casi no se lee ha variado sustancialmente? ¿Cuál debería ser el espacio de un poeta en la sociedad?
Creo que el poeta hoy no tiene rol social. Lo tuvo hasta hace una décadas, en los 70 y quizá comienzos de los 80, cuando las batallas formales y estéticas encubrían una lucha por cómo se reflejaba lo nacional en lo literario. Ahí finaliza todo. El poeta ahora puede ser un divulgador de la lectura, y está bien, pero no está obligado a serlo. El poeta puede incursionar en la esfera pública, sentir que está llamado a ello incluso, pero coincidirás en que no es una exigencia que se pueda hacer extensiva a todos (felizmente). Ya no hay una sola disputa poética que afecte al Perú. En narrativa, lo último fue un aborto: la así llamada polémica entre andinos y criollos. Pero en poesía no hay nada hace mucho tiempo.
Ahora, la otra pregunta es qué hace el Estado para poner en valor la tradición poética peruana, cómo la usa para educar, qué acciones toma para que sus autores se difundan. En ese sentido la situación es desoladora: no solo no existe un Premio Nacional de Literatura, que no sé si debiera existir, pero tampoco hay una ley de mecenazgo, una sistema de becas, concursos municipales, subvenciones a escritores fundamentales pero paupérrimos, iniciativas para fomentar la edición editorial independiente, o cualquier otra forma de acción que implique una política de Estado. No hay nada, solo una Ley de Libro fraguada bajo un lobby trasnacional que en nada ha servido para abaratar el costo final del libro ni permitir que gentes económicamente deprimidas accedan a estos bienes culturales.

7.-¿Cuáles consideras que son los poetas peruanos más importantes en nuestra tradición?
No se puede responder esta pregunta, pero todos los caminos llevan a Vallejo.

8.-¿Cómo ves el desarrollo de los jóvenes poetas en el Perú?
¿Hasta qué edad se es joven en poesía? Sigo con interés la obra de Manuel Fernández, Romy Sordómez, Miguel Ángel Sanz Chung, Paul Guillén, Julio Llerena y Bruno Pollack, por ejemplo. Son caminos individuales, varios de ellos con obras importantes (Octubre, Présago, etc.) que escapan al juvenilismo, pues no hay poesía que no sea, si lo es, mayor.



miércoles, 17 de noviembre de 2010

Renato Sandoval: "Ahora, estoy por relanzar la Editorial Nido de Cuervos y empiezo a preparar el Primer Festival Internacional de Poesía de Lima"

RENATO SANDOVAL (Lima, 1957) poeta y traductor. Ha publicado, entre otros, los notables libros Nostos, El reves y la fuga y Suzuki blues, los cuales han sido incluidos este año en una compilación llamada Trípode.
Ha traducido a Pavese, Rilke, Roberto Paoli, Osamu Dazai, entre otros varios. La mayoría publicados luego en proyecto editorial Nido de cuervos, el que pronto, anuncia, será relanzado.






1) Estimado Renato, quisiera iniciar esta entrevista conversando acerca de tus años universitarios. ¿Con qué poetas o intelectuales compartías aulas? ¿Cómo eran los movimientos poéticos en esos años?

Luego de haber pasado por varias facultades (Derecho, Historia, Filosofía, Antropología en la PUC, y Geología en San Marcos, carreras que casi termino), entre 1979 y 1982 estuve en Literatura en la Católica. Eran tiempos en que aún se realizaban grandes recitales que colmaban las aulas de la Facultad y se editaba revistas que duraban más allá del primer número. Tal es el caso de, por ejemplo, “Calandria”, revista que formé con José Antonio Mazzotti, Milka Rabasa, José Alberto Bravo de Rueda, Eduardo Gargurevich y Fernando Hermoza, y que llegó al sexto número, aunque sin mucha recordación, a decir verdad. En la Facultad estaban, unos entrando, otros ya saliendo, Eduardo Chirinos, Raúl Mendizábal, Lucho Rebaza, Peter Elmore, Roberto Forns, Carlos Schwalb, entre tantos otros. Muchos de ellos se fueron a EEUU y ya no volvieron, cosa que sigue sucediendo hasta hoy día; los menos se quedaron en el Perú, y yo decidí hacer vida de la literatura y me fui a viajar por todo el mundo para tratar de hacer realidad, a como diera lugar, todo lo que había leído. Primero fui marinero en un barco sirio que solía circunnavegar las costas del Mediterráneo, de África Occidental y Oriental, hasta llegar a Goa en la India. Más tarde, recalé en Finlandia, donde, ya en tierra, hice estudios doctorales en Filología Románica y, aparte, algunas lenguas orientales. Luego viví un tiempo a caballo entre Lima y Alemania, Italia, Argentina, hasta que volví al Perú definitivamente (es un decir), donde he enseñado en la PUC y también en un colegio. Ahora, estoy por relanzar la Editorial Nido de Cuervos y la revista Fórnix, y empiezo a preparar el Primer Festival Internacional de Poesía de Lima, que está previsto para el próximo octubre y que en su primera edición (será anual) tendrá a más de veinte poetas de primera línea de América y Europa, además de poetas del Perú, incluidos de lenguas indígenas.

2) ¿Y cuáles eran tus lecturas recurrentes?
En esa época, como hasta el día de hoy, leía de todo; no solo literatura sino también filosofía, historia, política, si bien no tenía método alguno o, para decirlo más exactamente, mis lecturas eran variadas, inconexas y sin orientación. Como sea, creo que nunca he leído con tanta intensidad y durante tantas horas diarias como en mi época universitaria, hasta el punto de que, paradójicamente, casi no asistía a clases por quedarme en casa o en un café leyendo hasta ya no poder más. Recuerdo, incluso, para la incredulidad de no pocos, que por lo menos un par de veces salió sangre de mis ojos por el esfuerzo que hacía. Y es que novelas de cientos o miles de páginas como las de los rusos, alemanes, ingleses, italianos o franceses del siglo XIX solo podía leerlas de un tirón (o dos). Naturalmente, ese ritmo era imposible de mantener en el caso de la poesía, lo que sin embargo no me impedía quedarme hasta altas horas de la noche con poetas a los que hasta ahora vuelvo, y que son los que todos mencionan. Además, ya desde entonces me dio mucha curiosidad por los autores de otras tradiciones literarias que por entonces no se leían tanto, como la nórdica, la eslava, la medieval europea, la medieval y contemporánea japonesa y china, la africana contemporánea en lenguas europeas y, en la última década, la literatura oral, de diversos pueblos aborígenes de América.

3) Cuéntanos un poco de tu recorrido por la poesía. ¿Cómo fue la aventura del primer libro?
Si bien empecé a escribir algo que pretendía ser poesía en mis dos últimos años escolares, no fue sino hasta la facultad en que empecé a sospechar por dónde se llegaba hasta ella. Mucho me ayudó estar siempre con gente de la PUC que tenía los mismos intereses (y pretensiones), como con los poetas de San Marcos (Patricia Alba, Mariella Dreyffus…) con los que solíamos encontrarnos y con los que establecimos una buena amistad y camaradería. Yo trataba de participar en la medida en que mis continuos viajes mochileros como mi proverbial timidez de aquella época me lo permitían. De cualquier modo, creo que recién sentí que “estaba en algo” en 1985, cuando publiqué mi primer libro (Singladuras), con poemas que había escrito una vez salido de la universidad. Hoy, a punto de publicar mi sétimo poemario, considero ese libro y los dos que lo siguieron parte de mi prehistoria poética, lo que no necesariamente significa que abjure de ellos.

4) Sin duda tu libro más celebrado, el cual recibió incluso comentarios elogiosos de J.E. Eielson,
Nostos, fue el que más satisfacciones te ha traído. ¿Cuál consideras que es el núcleo de este libro? No sé si “satisfacción” sea el término más apropiado, aunque en varios países latinoamericanos la crítica entendida lo haya saludado calurosamente, o que con su aparición en danés haya sido considerado como el mejor poemario del año publicado en Dinamarca, país que tiene una interesante tradición poética. Lo que sí creo es que para mí fue un punto de inflexión en mi forma de escribir, pues el paso del poema corto y de versos breves a un poema extenso, de largo aliento apoyado en el uso del versículo me permitió, entre otras cosas, liberarme del corsé que limitaba, cortésmente, mi expresión, para dejar correr a raudales no solo mi propia experiencia de la vida, sino también mi experiencia con la poesía, con la tradición occidental que, creo, rezuma entre sus líneas, como real retorno (“nostos”) tanto a lo vivido como a lo leído, procesado y vuelto a vivir. En otras palabras, me parece que en verdad llegué a mí mismo, tras un largo y penoso pero también excitante camino. Solo que, por cierto, llegar a uno mismo, por lo menos en mi caso, no ha sido ningún premio, pues su proceso de escritura me produjo mucho pesar al ir sumergiéndome en lo autobiográfico y, en consecuencia, al revivir, poéticamente, los muchos sucesos críticos y lacerantes que, como a todos, me ha tocado vivir. Por lo mismo, si me preguntas por el núcleo de este libro, yo diría que simplemente es el dolor, la vida como dolor, sin cortapisas ni mitificaciones, sin importar el tiempo ni el lugar.

5) A propósito, conociste a J. E. Eielson. ¿Supiste cuál fue la razón para no desear en sus últimos años de vida realizar el "Nostos" hacia su país?
De Eielson, con quien tuve una muy buena amistad y que es una de las personas a quien más admiro (uso el presente constante), de las muchas cosas que te puedo decir en ese sentido, sé que siempre tuvo deseos de volver al Perú, pero sus múltiples ocupaciones y compromisos hicieron que postergara repetidas veces viajes ya comprometidos a Lima. Por cierto, como muchos, él tenía una relación de amor-odio con nuestro país, lo que no significa que prácticamente toda su obra, escrita o no escrita, esté impregnada de su presencia y que lo siga estando indefinidamente.

6) Siguiendo con poetas cumbres en la poesía peruana, sabemos que tienes un ensayo sobre J. M. Eguren. ¿Qué sitio ocupa, crees tú, en la tradición poética peruana?
No se entendería gran parte de la poesía actual sin Eguren, quien recuperó el misterio, el poder sugestivo, el claroscuro, el temblor que la buena poesía debe tener. En mi libro sobre Eguren (El centinela de fuego) abordo su quehacer desde la perspectiva de Heidegger, en parte como una manera de demostrar que no era ni banal ni inocuo como entonces, y aun ahora, lo creían. A nivel vital, Eguren es de una consecuencia absoluta con su visión purista de la poesía y el arte en general. Yo he hecho mi lema lo que él respondió cuando una vez le preguntaron en qué consistía para él la felicidad: “En vivir un ideal y en morir joven”. En verdad, yo desearía eso para mí.

7) ¿Cuáles crees que son los grandes temas de la poesía peruana? ¿Existirá algún hilo conductor, o quizá varios, entre las diversas generaciones de poetas peruanos?
Se sabe que tanto aquí como en cualquier otro lado, hay corrientes y tendencias, lo mismo que modas o programas, sobre lo cual se ha hablado y discutido hasta el exceso. Independientemente de los estilos particulares que, de hecho, se debe desarrollar, lo que me interesa y aprecio especialmente es la envergadura del proyecto de cada poeta así como la consecuencia que este tenga con su propia propuesta. Solo en el tiempo se apreciará las incongruencias y, de paso, las imposturas. Todo lo demás no tiene la menor importancia.

8) ¿A cuáles poetas peruanos te sientes más cercano?
Eguren, Vallejo y Martín Adán. Además, cierta poesía oral de los pueblos andinos y amazónicos del Perú.

9) Y para finalizar, ¿cuál crees que sea el rumbo de la poesía en un mundo cada vez más tecnológico, más rápido y menos lector?
No creo que la tecnología se oponga necesariamente a la Poesía, que por suerte siempre correrá libre e independiente, ya sea por los cauces habituales de la voz y del papel, o de los infinitos senderos y encrucijadas de bytes y software de esta era digital. En realidad, la tecnología puede potenciar el espíritu de búsqueda innato que tiene la Poesía y que, como sabemos, apunta “siempre a lo Desconocido”.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Entrevista con Paul Guillen: "un autor al que siempre he vuelto es a Juan Ojeda y actualmente tengo un renovado interés por John Keats"


Paul Guillén (Ica, 1976) es, sin duda, uno de los poetas jóvenes más importantes y más reconocibles de los últimos años en las letras de hablahispana. Con dos libros, La transformación de los metales (TRpode, 2005) e Historia secreta (AECID - Lustra editores, 2008), ha sido antologado en diversas muestras de poesía peruana en México, Argentina, Brasil, Estados Unidos.
Actualmente es miembro del comité editorial de El Billar de Lucrecia (México), del consejo consultivo de la revista Metrópolis (México). Es el miembro más joven del mítico movimiento poético "Hora Zero" y dirige con mucho éxito el blog y la editorial, Sol negro (sol-negro.blogspot.com).

1) Estimado Paul, me gustaría preguntarte primero como fueron tus años universitarios, como se vivió el nuevo siglo entre los jóvenes poetas peruanos...
Creo que hubo una efervescencia de agrupaciones poéticas, sobre algunos de estos temas he escrito un libro titulado Elogio de la infancia. Poesía peruana post-2000 (Lustra editores, 2010), yo no participé activamente de esa efervescencia, mi camino más bien fue personal, preferí leer a los poetas, hasta ese momento no conocía a ningún escritor mayor, así que mi labor se circunscribió a la investigación y a la escritura.

2) ¿Cuáles eran tus lecturas universitarias? es sabido que estas lecturas marcan la vida del poeta ¿crees que esto es cierto?
Yo leía mucho en las bibliotecas de la Universidad de San Marcos y en la Nacional, creo que pasaba más tiempo en las bibliotecas que en las aulas universitarias. Puedo mencionar autores que son cortapisas, son autores que hay un antes y un después de leerlos, por ejemplo César Moro, Juan Ojeda, Rodolfo Hinostroza, Saint John-Perse, Ezra Pound, Charles Olson, Francis Ponge, Leopoldo María Panero, Juan Luis Martínez, los poetas griegos y latinos, eso a nivel de poesía; a nivel de concepción poética El arco y la lira de Octavio Paz y El ABC de la lectura de Pound, eso es lo que podría decir a un nivel inmediato, lo que recuerdo es siempre tratar de leer distintos tipos de poéticas, recuerdo por ejemplo un libro de poesía rumana traducido por Neruda, una increíble traducción de E. E. Cummings realizada por Paz, un libro con poesía primitiva compilada por Cardenal, el OULIPO Compendium, muchos libros sobre surrealismo y Concretismo y muchas otras cosas que caían a mis manos de poesía china, japonesa, nórdica, alemana, inglesa, francesa y latinoamericana. Recientemente, poetas que han sido cortapisas son sin duda John Ashbery y Charles Wright. Yo creo que uno puede tener cierta empatía con diferentes poetas, en general, no soy sectario, me puede gustar el neobarroco de Perlongher, Kozer o Echavarren tanto como la poesía más coloquial de Hora zero o el Infrarrealismo, pero creo que un autor al que siempre he vuelto es a Juan Ojeda y actualmente tengo un renovado interés por John Keats. Aunque también ando cautivado con los relatos de Felisberto Hernández y Raymond Roussel.

3) La transformación de los metales es un excelente libro, como lo recibió la crítica en el Perú,
En el Perú existe poco espacio para la crítica literaria en los medios de comunicación, ahí puedo rescatar la labor que realiza Abelardo Oquendo, Ricardo González Vigil, José Güich, Francisco Melgar, José Donayre Hoefken y Javier Ágreda. En cuanto a revistas especializadas están Hueso Húmero y La Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. La recepción de mi libro fue modesta, y no esperaba más, algunas personas escribieron reseñas, puedo mencionar a Luis Aguirre, Javier Morales y Miguel Ángel Malpartida, y en especial a dos poetas que admiro como son Enrique Verástegui y Carlos López Degregori. En realidad, mi libro ha circulado en una edición de alrededor de 150 ejemplares.

4) Tu segundo libro, Historia secreta, si bien guarda un lenguaje mitológico semejante, una vena que se unifica con tu primer libro, el tema es absolutamente distinto, cuéntanos un poco...
En efecto Historia secreta es otro proyecto, La transformación de los metales reúne 4 series de poemas: El Prado, Vestales, La muerte del hombre amarillo y Salmos de Marco Valerio; la crítica más bien ha visto una continuidad en el lenguaje y en los temas. Historia secreta también la podría considerar como una serie de poemas que se sumará a 3 más para formar mi segundo libro, en cuanto a lenguaje y temas creo que no hay variaciones, sino prolongaciones, creo que el discurso “político” que se presenta en Historia secreta se engarza bien con la voz del sujeto enfermo o moribundo que vengo desarrollando desde mis primeros poemas, las próximas series de poemas que estoy escribiendo van por el mismo camino y transitan el campo de la ironía, elemento que antes no había trabajado, pero a los críticos les corresponde evaluar mi trabajo, sobre Historia secreta han escrito Luis Fernando Chueca, Camilo Fernández, José Carlos Yrigoyen, Miguel Ildefonso y Víctor Coral.



5) ¿Cómo ves la tradición poética peruana en el panorama internacional?
Algunos poetas han tenido la suerte de ser publicados en otros países, pero creo que en general el conocimiento es precario, aunque he conocido gente mexicana que tiene un gran conocimiento sobre poesía peruana. En varios países hay antologías sobre poesía peruana, pero siempre el conocimiento es fragmentario.

6) ¿Cuáles son para ti "los poetas insignia" del Perú de todos los tiempos?
Tenemos que partir con Eguren y Vallejo, luego están Churata, Hidalgo, Alejandro Peralta, César Moro, Martín Adán, José Alfredo Hernández, Westphalen, Luis Valle Goicochea, Arguedas, Moreno Jimeno, Vicente Azar, Sologuren, Eielson, Raúl Deustua, Rodolfo Milla, Augusto Lunel, Julia Ferrer, Blanca Varela, Fernando Quíspez Asín Roca, Luciano Herrera, Francisco Bendezú, Américo Ferrari, Edgar Guzmán, Raúl Brozovich, Hinostroza, César Calvo, Juan Ojeda, Guillermo Chirinos Cúneo, Benito Gutti y Catalán, Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz, Vladimir Herrera, Enrique Verástegui, José Morales Saravia, Reynaldo Jiménez, Magdalena Chocano, Róger Santiváñez, Mario Montalbetti, Carlos López Degregori, Iván Suárez Morales, José Pancorvo.

7) ¿Cómo ves a los poetas jóvenes en el Perú?
Entre los más jóvenes destaco el trabajo de Yrigoyen, Jerónimo Pimentel y Bruno Pólack, creo que han hecho una obra importante libros como El libro de las señales, Lesley Gore en el infierno, Marineros y boxeadores, Frágiles trofeos o El pequeño y mugroso polack están entre los mejores libros de mi generación.