viernes, 8 de abril de 2011

Poemas de Teresa Cabrera: Sueño de pez o neblina


Presentamos en el remozado blog ¡Oh, palabras vírgenes! algunos poemas de la estupenda poeta Teresa Cabrera (1981) tomados de su reciente primer libro Sueño de pez o neblina(Álbum del Universo Bakterial, 2010). Uno de los mejores proyectos que he podido leer de la poesía peruana reciente.







bautismo

mi nombre dibujé con tiza
con un pedazo de carbón sobre la piedra
sobre la losa deportiva mi nombre
que vino entre cucharadas de té
esperpentos de hierba
que mi madre inhalaba con la toalla percudida
en la cabeza y el mentol chino
picando las espuelas
en sus sienes mi nombre
nunca tallado en el árbol enlazado al de la doncella

sin huerto ni saber alguno
apenas la triste fracción de este budín,
pan viejo y rancio
remojado

con el cucharón restriego el fondo carcomido de la cacerola
con su tizne dibujo mi nombre en el plato
con hastío
hasta un poco de boldo al tiempo dura agua
no el gargüero sería
hilo de sangre en medio de una carraspera

vino a mi madre este nombre
que he dibujado con un pedazo de tiza
un pedazo de carbón que se hace amargo cisco
en mi boca
mientras le estampan el sello
le dejan entre un montón de papeles
y a mi me salpican cal

y un poco de agua bendita.



la mota de polvo sobre los muebles
y tableros
ha aguardado todo el día para iniciar su procesión
y ahora, mientras duermes
baja hasta el parqué a revolcarse en silencio

una vez convertida en húmeda pelusa, se desliza
hasta devenir en contubernio
y rodar hacia la cama
para encaramarse entre tu bofe de durmiente
de donde yo escucho su hilillo rastrero silbar

las agujas fosforescentes del reloj
son guadañas
así iluminadas para que quien abra los ojos
en la oscuridad
sepa en qué extremo de la hilera discurre
su engañada vigilia
y espere con paciencia

pero yo no estoy entrenada en la paciencia
este es el momento en que me siento pobre
apenas capaz de aguardar con terror
el retorcimiento malévolo de los ácaros
que celebran tu siguiente acceso de tos
y la impotencia de mi amor
que se me acaba en tocar tu pijama de franela
queriendo ser menta
o hervor de eucalipto

un entrevero de hierbas que te limpie el pecho
y haga benéfico tu sueño,
luminoso tu alveolo.


la loma se dibuja lentamente en línea de horizonte
hasta ser un animal-pez crispado que se acerca
y se retuerce falto de aire
desplazando los azules del albor
haciéndome pariente y carne con la arena
denso instante en que es el moscardón
ave perfecta en las orejas
y el limpio rastro en que amor se troca
es comprarte el pan en la mañana
sin aroma de pradera ninguno
o azahares en medio de jardín en san isidro
sino el sol como un planeta que viniera
que se expande y ondula
sobre los tajos en la arena
de los que nace la ciudad
aquí en lomo de corvina.



Miras al frente y hablas
sin notar cómo la pista es un rastro de carbón
que se resiste a la superficie
como pez herido por anzuelo
o que en grueso cerco se torna el médano,
y muda su humor de bestia que silba
y cría vapores y cascajos
bajo su pelambre sembrado de palos, prójimos y perros
- que ahora no vemos

no es largo el camino de regreso
mas holgado nido para el pensamiento,
que pronto es veloz hilo de bayeta que se enreda
y se hace nudos

era neblina -me dices
pero yo no me conformo
prefiero escribirla:

con algo más de seso
no sería difícil torcer una inocente neblina de marzo
para que se avenga a mi sospecha
hasta hacerla metáfora
o pendiente que describa mi rezago.

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