Alberto Valdivia Baselli (Lima, 1977) es un, todavía joven, talentoso poeta peruano quien comparte con nosotros dos poemas inéditos.
Ha publicado los poemario La región humana (Fondo editorial del Banco Central de Reserva del Perú, 2000), Patología (Osis editores, 2000) y Entre líneas púdicas (antología de poemas no publicados en libr 2000-2008) (Lustra, 2008). Además ha sido antologado por el crítico González Vigil en Poesía peruana siglo XX, Copé 1999.
Ella asciende a las alturas
Love is not love
William Shakespeare
Love is not love
William Shakespeare
Te conozco y detrás
de esta ignorancia está la ruta / definida
la dirección de mi proyecto / y tu rúbrica
en el doblaje de tu cuerpo
cuando cae
y desde las alturas de mi casa produce otra morada.
Desconocida como la mujer / estás
siempre más alta / en el estiramiento de mis manos
mirándote hacia arriba
subir mis escaleras
disimular los tropiezos / evitar el paso en falso
que produzca perderte soberana de mi carne.
La mujer es el misterio de lo alto / y tú
caes a diario para mostrar el precipicio
empujar mi paso a la cornisa
dirigir el equilibrio / paladear entrambos la muerte
que nos sopla desde abajo en turbulencia.
La mujer es el misterio desde lo bajo
que asciende / a ejercer el coito sobre el sexo
a suspender las leyes eróticas en ingravidez
y con su cuerpo demoler las actas de mi testimonio.
No estás detrás de ese arriba / no estás oculta debajo
de mi delante /
dentro de mi cuerpo has dejado tu mapa y tu proceso
subida y bajada en ascenso en empuje en revés
descifra mi cuerpo lo que mi mente rehúsa
y un dios de entre las gotas de tu humedad resuelve tu ética.
¿Cuánto requiere amor para ser partícula de aire que duele y penetra /
Cómo es un cuerpo uno y un cuerpo de uno / el referente
No está el ejercicio de tu sexo en donde el sexo lubrica esta mano
No está la mano hecha para tu sexo diurno, horario y secreto
Quién es el que penetra en tu seno su dimensión de hombre / él
ella / yo / los tantos
o la línea humana que surge de un cuerpo no exclusivo?
La mujer es desde abajo el misterio de aquello arriba
y yo no puedo evitar mirar / levantar el rostro
enajenar el cuerpo y rendir culto / en ese subir y bajar
cultivar a dios en la espesura de mi tacto
que toca tu vientre extenso.
En mi mano se desliza con deseo tu rostro oculto
y de tu más obvia oquedad / gotea de ti la savia / no observo
la concentración de hombres en la mucosa supera las dimensiones de mi piel
(y liana) inútil en mi caída
No eres / pero aprendo / estás en tu cuerpo
alta / noche y luna
asciendes / terrestre / desde el tiempo de los hombres
desde el espacio diseñado
a tu cuerpo exacto
sin referencia ni contacto / mujer de cuerpos imposibles de poseer
estás dentro de ti
y nosotros conformamos el paisaje.
Educación sentimental en las calles de Lima
a la gaélica Sìle,
pues tu imagen instruye a los monstruos
Escrito está en mi alma vuestro gesto
Garcilaso de la Vega
Longa la noche y cuán frío el despertar.
Es julio y una carta llega desde el futuro a leer mis manos hoy.
En el fondo de ese pozo de cielo gris
están tus ojos. Su verdor es gris en la calle
y retrasa las horas
mis pies adelante van de mí mismo / mi espalda
los ojos míos fijos en mi nuca dolorosa / esas dos manos blancas
que rápidas cruzan el puente Tingo María.
“Sígueme”. Yo te sigo
y aprendo: tu mirada no desea el amor a pie
ni en el delgado roce de la garúa.
Bajo el puente sigo al río / ratas
y escarabajos / combis y una muchedumbre tácita
no se puede contar la corriente avanza
no hay burbujas en el flujo / tus labios
están delante
“Vamos”. No
es posible esperar / las piernas se adelantan y duelen
sobre tu repentina sombra.
En Lima no llueve aunque julio / pica la garganta
de gases imposibles y agua
destilada en el pecho
tu voz está encerrada en la dimensión didáctica
tus labios rojos y un lunar muriendo en una grieta
detrás de la sombra de esa voz está mi aprendizaje
avanzo / avanzo / “no te atrases”
y yo no puedo caminar.
Mi cuerpo va más allá de mis pasos / y queda
en la bruma matutina un rápido perfume
tus ojos ríen altos
yo me agacho con el cuerpo atado.
Las letras de tu carta me llegan de un julio no visto
no son posibles diez años para volver al amor
las luces se han cerrado en la puerta del edificio:
“¿subes?”
yo no asciendo con el alma tan debajo del polvo
las escaleras están de tu parte / van subiendo
con nuestros cuerpos a cuestas
nuestras carnes devotas al ámbito se percuden de óxido
y memoria
en tu cuerpo no es posible el amor, me digo
y mi respiración cesa antes que la mente.
Tus cabellos negros oscurecen el humo
y lejos del edificio enmohecido se aleja la luz
flujo de nuestros cuerpos desconocidos.
Allá, arriba / yo, acá abajo / no te he visto salir
el dormitorio es largo y estrecho / no hay nadie arriba más que tu voz
blanca y densa como tu color
al oído la sombra echa distintos tipos de argumentos
tú nunca respondes preguntas directas
al aire de plena estación.
Una carta no es excusa suficiente para el tiempo en un charco
de la Alfonso Ugarte ni / dos pueden recordar
lo que sonó en el oído y besó en dos palmas
los cabellos que susurraron en una frente.
Una carta longa / unas líneas, longa / desde el futuro avanza a mí
yo me detengo / tatuado de espacio /
inflado de Lima el pulmón duro
aprendí de tus ojos la mirada desnuda e imposible
de tus manos el tacto así de lejano / la boca envenenada de labios
sentimiento de espesa prolongación
avenidas y julio / una carta que nunca llega / voz de diez años
yo regreso reprobado
me enseñaste a equivocar en mi mapa el lugar de mi cuerpo
tras un papel que nos encripta
a la lectura de ningún dios.
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